El concierto de ayer de León Benavente fue la constatación (una más), de un hecho que se veía venir desde que su disco homónimo, hace dos años, irrumpiera con tanta fuerza. Aparecían los cuatro sobre el escenario de la Joy, a eso de las 21:15, con la imagen de 2 de fondo (precioso collage de Coqué Azcona). Abraham Boba (voz y teclados), Luis Rodríguez (guitarra), Eduardo Baos (bajo y sintetizador) y César Verdú (batería), irradiaban la confianza que les ha dado su gran segundo trabajo.

Y no estaban dispuestos a dejar a nadie indiferente, así que arrancaron con el single Tipo D, con esos sintes que presagiaban una noche intensa. California, La Ribera (que completan también las tres primeras canciones de 2), anticipaban Ánimo Valiente, primer recuerdo de su debut, que enlazaban con tres más: Estado Provisional, El Rey Ricardo y Década.

Abraham dió entonces las buenas noches al respetable, antes de La Vida Errando, para prometer entonces que ya no habría más baladas. Nuevas Tierras y Gloria y todo el mundo a cantar desatados:

¡Ahora sooooy feliz, siento una extraña euforia!

Celebración (Siempre hacia adelante) y el momentazo de La Palabra. Da gusto ver una estrella del rock peinando canas y más si van acompañadas de esa energía que deja a muchos grupos nuevos como simples aficionados. Recuerdo entonces para su Ep. de presentación al público de 2013, Todos Contra Todos, con Avanzan las Negociaciones y para despedirse antes de los bises, cumpliendo por poco la hora de concierto, Todos Contra Todos. No sin antes reconocer:

Que tendrá Madrid que aquí siempre son los conciertos más intensos

Vuelta para concluir con Habitación 615, Aún no ha Salido el Sol (rematando así el nuevo disco al completo) y Ser Brigada, que sigue funcionando como una canción que podría resucitar a un muerto con ese estribillo que en el disco canta Cristina (El Columpio Asesino)…

Contaré hasta 3 y en ese momento no hemos parado, nada nos va a detener

Y nada los detendrá, damos fe. Habrá que ver hasta dónde llegan con su siguiente disco. Esperemos que noches tan mágicas como las de ayer no se pierdan entre el público masificado de escenarios mayores.