Crónicas de Conciertos y Festivales · Música

Crónica del concierto de Sobrinus en la sala El Sol. Madrid, 14 diciembre 2017

La Música es un Dios, no cabe duda

¡Por fin puedo decir que he visto en directo a Sobrinus! A pesar de ser mostoleño, nunca pude hacerlo en su primera época en activo, la que abarca desde 1996 a 2005 y tampoco pude ir a verlos el año pasado al Sonorama donde tocaron con otros grandes grupos noventeros como Yoghourt Daze y Superskunk. Grupo fundamental de la escena madrileña y estatal, uno de los principales precursores de la explosión independiente que se terminó desatando con el auge de Subterfuge y Dover. Muchos grupos posteriores les deben haber sido de los que abrieron camino desde la independencia, esa que te hace libre pero que también te desgasta y termina con tu disolución.

Sidney Gámez a la voz y la guitarra eléctrica, Javier Fernández al bajo eléctrico y Roberto Lozano a la batería (ahora en Sex MuseumLos CoronasCorizonas) fueron la banda original hasta que David Parilla sustituyó a «Loza» y los que hicieron que esta enorme banda de Móstoles (la más celebre junto con la también fantástica Pribata Idaho) se paseará por el país haciendo bailar al personal con esa personal mezcla de funk, rock y hardcore. Influencias en grupos coetáneos o posteriores podemos encontrarlas a patadas en muchas bandas tanto por su estilo como por cantar en castellano. A ellos les faltó poco para llegar y mantenerse, pero su música fue un paso más para que otros lo consiguieran. El rastro que atraviesa a Atom Rhumba, O´Funk´Illo, La VacazulTokio Sex DestructionAlamedadosoulna o Crudo Pimiento puede llegar hasta Vetusta Morla.

El pasado jueves 14 de diciembre salieron al escenario de la mítica sala El Sol de Madrid en formato de cuarteto, con Juanpe Holguera a la guitarra, a eso de las 22:40 y los que allí nos encontrábamos estábamos deseando disfrutar de una fiesta entre amigos, aquellos que hace 20 años acudíamos a conciertos, a bares de Malasaña o al añorado Festimad en El Soto de Móstoles.

Mona Lisa perfecta para arrancar por su intro instrumental y olvidar la espera y el frío para entrar y coger sitio en una sala abarrotada, y en seguida el primer gran momento de la noche poniendo a todo el mundo a saltar con Homo erectusHit, Quiérete, La reina de la miel y la primera colaboración de la noche a cargo del trío de metales de Watch Out que se hicieron un par de canciones (después volverían para la recta final), Sirena de la charca y El saber no ocupa lugar (y como dijo Sidney «lo dijo siempre mi abuela»). Café Expresso y maravillosa versión de Blues con la suma de la armónica de David Bombo (hay que recordar que hay una segunda fecha el día 20 en la que anuncian más sorpresas). Luego hicieron la única concesión de la noche a un medio tiempo con Ni se que Javi dijo que casi no la habían tocado pero que guardan un buen recuerdo del concierto de despedida y afortunadamente se decidieron por ella esta noche.

En la atronadora recta final (el de anoche fue uno de los últimos conciertos donde he disfrutado de un mejor sonido y un volumen suficiente) tocaron Ya no soy un pez, Si me escuchas, Loba, Puro macho y La noche me domina antes de los bises. Si un grupo de tan sólo tres discos publicados hacen un concierto de más de hora y media, no te sobra ninguna canción y en cambio te falta alguna en «tu repertorio ideal» es que la banda ha hecho bien las cosas. Ámame si… y la locura generalizada para despedirse con una de las mejores canciones del rock español, La Música es un Dios.

Sobrinus es un grupo con pasado, ahora presente y esperemos que mucho futuro. Calidad, talento y repertorio no les falta. Tan sólo con un poco más de la suerte que les faltó en su momento (y si ellos quieren), podremos disfrutar de una banda fundamental del pop-rock nacional por mucho tiempo.

 

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