Derribando estereotipos

Basada en la obra teatral de Tarell Alvin McCraney conserva su estructura en tres actos (infancia, adolescencia, madurez) desarrollando con cuidadas elipsis -que dicen más que la propia acción-, la vida de un chaval de los suburbios.

Barry Jenkins que sólo tenía otra película antes de Moonlight (Medicine for melancholy en 2008), desarrolla aquí, un drama sobre la búsqueda de uno mismo, la aceptación de la condición sexual y la lucha contra el entorno. Haciendo lo que muchos suelen hacer en su primer trabajo, sacar los demonios personales, en una historia al menos en parte autobiográfica. El mismo ha reconocido en entrevistas que el personaje de la madre de Chiron y el barrio donde se desarrolla la acción principal, tienen mucho que ver con su propia biografía.

En un reparto brillante, que sabe expresar sus dudas y miedos con la mirada, sobresale Mahershala Ali con un personaje corto, pero que le ha hecho optar a premios de todo tipo, por su gran interpretación de un camello que se preocupa por un chaval abandonado, por verse reflejado en el.

La puesta en escena es muy distinta en las tres partes, por sus intérpretes, su utilización de la música y por los movimientos de cámara, pero donde la película gana, es en el derribo de estereotipos. No sólo raciales, no cumpliendo con los habituales roles de la raza negra en la delincuencia, si no también mostrando la homosexualidad de manera más abierta de lo habitual en el Holywood más conservador. No sólo con momentos de intimidad entre dos hombres, si no mostrando, con primeros planos, rostros de deseo, sin caer además en lo zafio o chabacano.

Puede que las excepcionales críticas que la hacen ser una de las favoritas en los Oscar la hagan ser receptora de demasiadas expectativas, pero si simplemente vemos una película hecha con talento, disfrutaremos de una de las mejores películas sociales de hace tiempo. Dice más cosas sutilmente (con un gran uso de los silencios), que las que parece a simple vista y si algo no la hace ser una obra maestra, es que se ven demasiado los intentos de su director por remarcar su trabajo en la puesta en escena.

Veremos por dónde le llevan los caminos a Barry Jenkins, se ha ganado que le sigamos los pasos.