El amor lo puede todo

Escribimos esta crítica después de saber que La forma del agua ha ganado en los Oscar los premios a Mejor Película, Director, Diseño de Producción y Música, pero más allá de juzgar lo justo o no de estos premios vamos a intentar contar porque el último trabajo de Guillermo del Toro es una gran película.

Para lograr su mayor éxito el mejicano ha refinado su estilo, quitándole parte de su faceta más oscura o gótica (ojo sólo una parte, porque en manos de otro director la sangre, el sexo e incluso el diseño de «la criatura» hubiera sido muy distinto), para alcanzar a un mayor público y estar en un punto cercano del cine para toda la familia. Pero el mayor acierto es que lo hace sin perder un ápice de personalidad ni belleza en su cine. Consiguiendo una hermosa historia de amor, con un tono que se acerca al del cuento y añadiendo una defensa de lo diferente, una denuncia del racismo y machismo muy atinada y sin que la acumulación de señales resulte aleccionadora (algo nada frecuente).

El reparto está fantástico, por ahí podría haberse llevado algún premio más en los Oscar para Sally Hawkins (qué dice tanto con un personaje mudo y se comunica con «el monstruo» mejor que los personajes que presumiblemente tienen capacidad para hacerlo), Octavia Spencer, el grandérrimo Richard Jenkins, Michael Shannon o incluso Doug Jones (la expresión corporal de este actor hace que te olvides de las capas de maquillaje y efectos digitales).

La compasión y la defensa de valores «pasados de moda» como la amistad incondicional se desprenden de las situaciones de un guión (del propio del Toro y Vanessa Taylor) que unidas al poderoso estilo del director, los hallazgos visuales para contar una historia para la que parecía estar preparándose toda la vida y el regusto por el cine de la época dorada de Hollywood consiguen un clásico moderno.

Quién nos iba a decir hace unos años que los tres amigos mejicanos, Iñarritu (Birdman, El renacido), Alfonso Cuarón (Gravity) y del Toro iban a conseguir un Oscar. Ya lo tienen y ahora sólo falta esperar que sigan haciendo grandes películas.