La época dorada de festivales está claro que tiene muchas cosas buenas. Entre las principales, que podemos ver artistas que si no, no vendrían a nuestro país; ver muchos más conciertos que los que podríamos costearnos en las giras individuales o por ejemplo descubrir nuevas bandas. Pero también alguna que otra cosa negativa. Una de ellas es que hace menos habitual la visita de grupos en sus giras, con conciertos largos sin ajustarse a la tiranía del horario limitado de un gran evento.
Con Franz Ferdinand pasa desde hace años algo de esto, pero por fin conseguimos este sábado 17 de marzo verlos fuera de un festival y encima con el lujo añadido de hacerlo en un recinto «pequeño» de los que hace bastante tiempo que ya no frecuentan. Con Always Ascending recién salido del horno, que tan sólo es su quinto disco en 14 años (si no contamos FFS el colaborativo con Sparks) y el primero desde la salida del Ferdinand original Nick McCarthy, creemos que puede ser un momento de inflexión, pero hará falta algo más de tiempo y un nuevo trabajo (para el que esperemos que no nos hagan esperar tanto como suelen) para descubrir si se produce una mutación de la banda, aunque desde luego no les hace ninguna falta.
Salían a escena a eso de las 21:25 y encaraban el show con uno de los temas nuevos, Always ascending, el que le da título al nuevo álbum y sin duda uno de los que mejor funcionan. Pero ¡ay amigos! cuando les da por una tanda de hits inmortales de los que no están al alcance de casi nadie. Tras un «Muchas gracias, hola Madrid» en bastante buen castellano, encadenaron en pocos minutos The dark of the Matinée, la presentación de los nuevos miembros de la banda, Walk away y Do you want to. Y el público ya no pudo parar de bailar en toda la noche.
Alex Kapranos siempre ha sido elogiado como gran frontman, pero no tan a menudo como gran cantante y es algo que debería cambiar. El alarde vocal y dominio escénico fue espectacular en un concierto en los que echamos de menos muchas canciones, pero es que ya hace tiempo que los de Glasgow dejan temazos en la recámara y tienen para elegir repertorios distintos cada noche sin que está desmerezca. Otros guiños al respetable con un ¿Qué tal Madrid? y rápidamente Michael y Take me out. Nos pregunta ¿estáis enamorados? Madrid, Madrid, Madrid… antes de Love illumination y para terminar Ulysses y una escapada rápida para seguir con los bises. A esas alturas todos necesitábamos un respiro.
A la vuelta otra de las canciones nuevas que mejor funcionan en directo, Lazy boy. Y como fiesta final The fallen, Huck and Jimy (completando nuestro triplete favorito de Always ascending) con coros de toda La Riviera entregada y la rotundidad incendiaria de This fire. La música – y si es en directo más todavía – es de las cosas que más felicidad dan y Franz Ferdinand saben mucho de esto. Son especialistas en que salga todo el mundo con ganas de repetir. Por nuestra parte podemos asegurar que varios de sus conciertos en los que hemos estado estarían en la parte alta de una presumible lista de los mejores conciertos de nuestra vida.
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